Manolo Vila, Arroyo y Joano se dieron cita el domingo 8 de noviembre de 2009 con el objetivo de participar en la última prueba del Circuito Serranía BTT de 2009, las ilusiones puestas en la carrera motivaron el madrugón para poder estar en línea de salida a las 9:30 de la mañana.
El día amaneció frío y ventoso, y los 37 km de distancia con más de 1000 metros de desnivel acumulado (1.183 m.) no mermaron lo más mínimo el ánimo de los protagonistas. El perfil de la marcha imponía mucho respeto, la organización había recomendado guardar fuerzas para la subida a Los Barrancos que comenzaba en el km 27, aún así, en la salida se congregaron 464 intrépitos aventureros.
La marcha comenzó con un duro ascenso en el que Manolo y Arroyo empezaron las primeras cuestas a un buen ritmo. En el avituallamiento del km 10, Joano no dio descanso a sus piernas para ahorrar un valioso tiempo, mientras que Manolo y Arroyo aprovecharon para hidratarse e ingerir unas calorías. Mientras tanto el viento azotaba a los ciclistas, y en ciertos tramos hacía difícil mantener el equilibrio.
Una vez alcanzada la cima de la etapa en el km 17,5 con una altitud de 764 m., empezó una durísima trialera denominada La Cuesta Larga. Arroyo cayó en un zarzal, llenándose de unas dolorosas espinas, y fue ayudado rápidamente por Manolo. Este tramo, que transcurría junto a profundos barrancos, fue tan complicado que muchos participantes tuvieron que realizar muchos metros andando.
La cuesta de Los Barrancos fue una locura, a Arroyo se le contracturó la pierna derecha, pero no se detuvo, pedaleando con la izquierda. En ese momento, la energía abandonó sus piernas e hizo que cayera a plomo hacia un lado por segunda vez. Manolo estrenó su magnifica nueva máquina, una Trek 6300, con otra caída, retomó la marcha sin más consecuencias que algún rasguño. Mientras tanto, Joano ajeno a los problemas de sus compañeros, subía muchos tramos andando, inclusive adelantando algún ciclista que intentaba subir pedaleando. La cuesta fue tan larga y dura que incluso haciendo senderismo, fue difícil mantener la ritmo.
Una vez en la cima, que parecía que no íba nunca llegar nunca, empezó un rápido descenso por una senda forestal, en el que Joano derrapó cayendo al suelo a causa de una mala trazada delante de un vehículo de la organización. Joano comentó: “Es mi primera caída desde que tengo la bici”. Pero no fue la última, ya que a 100 metros de la primera caída y empezando otra trialera, Joano empotró su rueda delantera en una gran piedra oculta entre matorrales y la rueda delantera se quedó encajada, haciendo que saliera volando por los aires para besar de nuevo el suelo.
El final de la carrera, se disputó al sprint. La crónica se puede describir como sigue: Quedaban unos 5 km para la meta y Joano, que había perdido toda referencia de sus amigos, ve la camiseta roja de Arroyo a unos 700 metros. En una trialera que se pasaba en fila india se monta un tapón y Joano consigue llegar a rueda del grupo. El de Mislata lucha contra el ácido láctico de sus piernas y no puede dar el rendimiento que desea. Joano alcanza su rueda entrando en el pueblo como una carrera en pista. Quedando 200 metros para la meta, Arroyo con su sombra, Joano, adelantan a Manolo, empezando un sprint en toda regla. Con una velocidad endiablada, Joano piensa que es imposible el adelantamiento, pero a 100 metros una inesperada cuesta, hace que Arroyo no pueda mover el desarrollo adelantándole con toda la potencia que sus piernas ya agotadas eran capaces de generar. A 20 metros de meta, Joano se encuentra una curva de 90º a izquierdas, en la que tiene que frenar a fondo para no “comerse” a los espectadores. Consigue llegar con un tiempo de 3h 50’ 23”, a 2 segundos llega Arroyo y a 9 segundos Manolo.
Después de casi cuatro horas encima de la bicicleta, solo quedaba dar buena cuenta del avituallamiento y visitar los servicios médicos para curar los rasguños y heridas de esta durísima carrera BTT.
El día amaneció frío y ventoso, y los 37 km de distancia con más de 1000 metros de desnivel acumulado (1.183 m.) no mermaron lo más mínimo el ánimo de los protagonistas. El perfil de la marcha imponía mucho respeto, la organización había recomendado guardar fuerzas para la subida a Los Barrancos que comenzaba en el km 27, aún así, en la salida se congregaron 464 intrépitos aventureros.
La marcha comenzó con un duro ascenso en el que Manolo y Arroyo empezaron las primeras cuestas a un buen ritmo. En el avituallamiento del km 10, Joano no dio descanso a sus piernas para ahorrar un valioso tiempo, mientras que Manolo y Arroyo aprovecharon para hidratarse e ingerir unas calorías. Mientras tanto el viento azotaba a los ciclistas, y en ciertos tramos hacía difícil mantener el equilibrio.
Una vez alcanzada la cima de la etapa en el km 17,5 con una altitud de 764 m., empezó una durísima trialera denominada La Cuesta Larga. Arroyo cayó en un zarzal, llenándose de unas dolorosas espinas, y fue ayudado rápidamente por Manolo. Este tramo, que transcurría junto a profundos barrancos, fue tan complicado que muchos participantes tuvieron que realizar muchos metros andando.
La cuesta de Los Barrancos fue una locura, a Arroyo se le contracturó la pierna derecha, pero no se detuvo, pedaleando con la izquierda. En ese momento, la energía abandonó sus piernas e hizo que cayera a plomo hacia un lado por segunda vez. Manolo estrenó su magnifica nueva máquina, una Trek 6300, con otra caída, retomó la marcha sin más consecuencias que algún rasguño. Mientras tanto, Joano ajeno a los problemas de sus compañeros, subía muchos tramos andando, inclusive adelantando algún ciclista que intentaba subir pedaleando. La cuesta fue tan larga y dura que incluso haciendo senderismo, fue difícil mantener la ritmo.
Una vez en la cima, que parecía que no íba nunca llegar nunca, empezó un rápido descenso por una senda forestal, en el que Joano derrapó cayendo al suelo a causa de una mala trazada delante de un vehículo de la organización. Joano comentó: “Es mi primera caída desde que tengo la bici”. Pero no fue la última, ya que a 100 metros de la primera caída y empezando otra trialera, Joano empotró su rueda delantera en una gran piedra oculta entre matorrales y la rueda delantera se quedó encajada, haciendo que saliera volando por los aires para besar de nuevo el suelo.
El final de la carrera, se disputó al sprint. La crónica se puede describir como sigue: Quedaban unos 5 km para la meta y Joano, que había perdido toda referencia de sus amigos, ve la camiseta roja de Arroyo a unos 700 metros. En una trialera que se pasaba en fila india se monta un tapón y Joano consigue llegar a rueda del grupo. El de Mislata lucha contra el ácido láctico de sus piernas y no puede dar el rendimiento que desea. Joano alcanza su rueda entrando en el pueblo como una carrera en pista. Quedando 200 metros para la meta, Arroyo con su sombra, Joano, adelantan a Manolo, empezando un sprint en toda regla. Con una velocidad endiablada, Joano piensa que es imposible el adelantamiento, pero a 100 metros una inesperada cuesta, hace que Arroyo no pueda mover el desarrollo adelantándole con toda la potencia que sus piernas ya agotadas eran capaces de generar. A 20 metros de meta, Joano se encuentra una curva de 90º a izquierdas, en la que tiene que frenar a fondo para no “comerse” a los espectadores. Consigue llegar con un tiempo de 3h 50’ 23”, a 2 segundos llega Arroyo y a 9 segundos Manolo.
Después de casi cuatro horas encima de la bicicleta, solo quedaba dar buena cuenta del avituallamiento y visitar los servicios médicos para curar los rasguños y heridas de esta durísima carrera BTT.
Enhorabuena a todos, y hasta la próxima Sot de Chera!!!!
|
|---|
